La celebración del Sagrado Corazón de Jesús es una de las festividades más importantes de la Iglesia Católica.

Esta conmemoración se debe a que el Papa Pío IX designó que se celebrara de manera universal el viernes después de la Octava de Corpus Christi cada año, es decir, ocho días después del Jueves de Corpus, que en 2024 se celebró el 30 de mayo.

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús es una de las más veneradas por los fieles católicos, ya que recuerda constantemente el amor que Dios tiene por sus seguidores y el amor intenso que se le debe tener debido a su cariño y entrega.

Por esta razón, la Iglesia dedica todo el mes de junio para celebrar al Sagrado Corazón con el fin de que sus creyentes lo honren y aprendan de su amor incondicional durante estos treinta días.

Según el portal Desde la Fe, órgano de información de la Arquidiócesis Primada de México, se dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús debido a una serie de acontecimientos históricos.

En junio de 1675, Santa Margarita María Alacoque, una religiosa francesa, tuvo una revelación en la que Jesús le dijo que las personas no valoraban el amor que él les tenía y solo recibía ingratitud de su parte, por lo que le encomendó compartir sus doce promesas entre la gente.

Años más tarde, en junio de 1689, la misma santa señaló que Jesús solicitaba que el rey de Francia, Luis XIV, consagrara el país al Sagrado Corazón de Jesús.

Por otra parte, fue hasta 1760 que Pompeo Batoni pintó una imagen de Jesús sosteniendo en las manos un corazón con una corona de espinas.

Esta pintura fue realizada con la ayuda de Margarita María Alacoque, quien describió en detalle la imagen de Jesús en las apariciones que ella experimentó, ya que se le había encomendado la tarea de proclamar el amor de Jesús.

Según lo informado por la Arquidiócesis Primada de México, el corazón que Jesús porta en las manos tiene un significado terrenal debido a que adoptó la sensibilidad de las personas en relación a lo que este órgano representa, es decir, el amor infinito.

Esto se debe a que en la Biblia el amor se relaciona con las entrañas y, en mayor medida, con los riñones, por lo que Jesús cambió este símbolo para ocupar uno más cercano a las personas.

En cuanto a la corona de espinas que tiene el corazón, la Arquidiócesis señala que es un símbolo que pretende recordar el dolor que Jesús sufrió y soportó cuando fue crucificado.

Esto es un llamado a tener el mismo amor a Jesús, en la medida que él lo tiene por todas las personas.

El fuego “nos recuerda que (Jesús) anhela hacer arder nuestro corazón con un fuego que nos ilumine, para seguir siempre sus caminos”, según la Arquidiócesis.

Por esto, es un símbolo que nos invita a amarlo con intensidad.

Finalmente, la cruz sobre el corazón hace un llamado a que enfrentemos las adversidades y las observemos como una oportunidad para amar en nuestro camino.

La Arquidiócesis señala que “él, que primero aceptó la cruz por nosotros, nos ayuda a llevar nuestra propia cruz, a hallar su sentido redentor, para poder aceptarla con gratitud y con amor”.

Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies renovamos alegremente la consagración de nuestra familia a tu divino corazón.

Sé, hoy y siempre, nuestro guía, el jefe protector de nuestro hogar, el Rey y centro de nuestros corazones.

Bendice a nuestra familia, nuestra casa, a nuestros vecinos, parientes y amigos.

Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.

Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.

Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades.

Queremos ser instrumentos de paz y de vida.

Que nuestro amor a tu corazón compense, de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.

Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en ti; confianza ilimitada.

Amén.

En caso de problemas familiares, la diócesis de Tenancingo señala que se debe realizar la siguiente oración: Sagrado Corazón de Jesús, te encomendamos nuestro matrimonio, que pasa por una dura prueba.

Tú que nos destinaste a amarnos y unirnos para siempre, renueva en nosotros la gracia sacramental y reenciende con tu fuego nuestro amor.

Líbranos de la violencia, la desesperanza y el temor, haz nuestro corazón bondadoso y humilde, semejante al tuyo.

Enséñanos a ayudarnos, comprendernos y perdonarnos.

Haz que tu palabra nos guíe, que en tu cruz nos apoyemos, bajo tu luz caminemos y con el ejemplo e intercesión de tu Sagrada Familia continuemos juntos y amándonos en la fe, la esperanza y la alegría.

Amén.