Hace meses que no veía TV3.

Hoy lo he hecho para seguir el pleno del Parlament.

El relato, los comentarios y las expresiones tanto del jefe de política como de los presentadores son impropios de una televisión pública.

Es un panfleto al servicio de los separatistas.

He decidido seguir el pleno de investidura de Salvador Illa por la televisión autonómica catalana, y me he encontrado con la desagradable realidad de un medio de comunicación público convertido en una herramienta de propaganda secesionista.

El relato, los comentarios y las expresiones tanto del jefe de política como de los presentadores son impropios de una televisión pública, ha argumentado Sirera.

Se convirtió en una herramienta de propaganda para extender el separatismo gracias a la voluntad de los líderes de ERC y Junts de extender la base.

Gracias a esta cadena se consiguió que muchos catalanes apoyasen el 1 de octubre.

TV3 no ha cambiado de actitud en los últimos años y sigue siendo una televisión separatista sin complejos, y en sus telediarios se sigue, a día de hoy, hablando de exiliados, represión y presidente Puigdemont, obviando su condición de prófugo de la Justicia.

Como a los sones del tambor de la tele de la Generalitat muchos catalanes hacen piña alrededor de los líderes separatistas y compran todo su argumentario.

Dan su visión sobre un medio que debería ser un servicio público, pero que se ha convertido en una herramienta de propaganda que ignora a más de la mitad de Cataluña.

No recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.

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