Soraya Jiménez fue una destacada deportista mexicana que logró emocionar a los fanáticos del deporte y más allá de este sector a lo largo de su carrera como levantadora de pesas.

Representó la entrada a un nuevo siglo siendo una mujer fuerte que luchó contra los estereotipos de género.

Contra todo pronóstico, se convirtió en la primera persona de nuestro país en ganar una medalla de oro en la historia de los Juegos Olímpicos.

Dentro de sus logros más importantes se encuentran preseas y campeonatos.

Soraya Jiménez no solo personificó a una deportista más, sino que a lo largo de los años se convirtió en una gran inspiración para las niñas del país.

Al conocer su historia, muchas han optado por tener al deporte como forma de vida, recordando que la mexiquense marcó un precedente para que ellas puedan ahora disfrutar del alto rendimiento.

La halterista es considerada como una de las mayores figuras y cada cuatro años se convierte, de manera implícita, en una de las más grandes inspiraciones para todos los atletas que sueñan con escuchar el himno de México en una justa olímpica.

Soraya Jiménez dejó un legado importante para el deporte femenino en México y se convirtió en un referente para futuras generaciones de atletas.

Su perseverancia y éxito en una disciplina altamente competitiva la convirtieron en un ícono del deporte en el país.

Fuera del deporte, Soraya Jiménez, nacida el 5 de agosto de 1977 en el Estado de México y fallecida el 28 de marzo de 2013 en Ciudad de México, también tuvo momentos significativos de manera personal, aunque estuvo marcada por diversos desafíos personales y de salud.

Aunque su dedicación al deporte fue su prioridad, supo equilibrar su formación académica con sus entrenamientos y competencias.

Tras su retiro del deporte profesional, Soraya enfrentó múltiples problemas de salud derivados de su carrera deportiva.

Después de culminar su carrera como deportista, Soraya incursionó en el ámbito de la comunicación, compartiendo su conocimiento y experiencia en levantamiento de pesas y deportes en general.

La deportista también buscó romper con estigmas de género, pues en diversas ocasiones le aseguraron que la halterofilia era una disciplina para los hombres, pero ella logró demostrar lo contrario.

Jiménez también se dedicó a la promoción del deporte, especialmente entre las mujeres.

Participó en diversas campañas y eventos cuyo objetivo era fomentar la actividad física y el deporte entre las nuevas generaciones, dejando de lado las críticas sobre su aspecto y convirtiéndose en un referente real y valiente por la carrera que logró construir.

El 28 de marzo de 2013, Jiménez falleció a los 35 años de edad en su departamento localizado en Ciudad de México, a causa de un infarto agudo al miocardio.

Sin embargo, su nombre quedará para siempre esculpido en oro en la mente de los mexicanos y su historia en el deporte.