00 a 19:00.

Los boletos se encuentran agotados para las dos fechas, pero los palcos C y D son gratuitos y se darán a los asistentes ese día.

Sin embargo, desde el 1 de julio, la ciudad se llena de eventos culturales y gastronómicos, extendiendo la celebración a plazas y calles de toda la ciudad.

La Octava de la Guelaguetza se celebra el lunes siguiente al primer Lunes del Cerro, este año será el 29 de julio.

Esta tradición surgió cuando las festividades de la Guelaguetza se relacionaron con la fiesta de Corpus en la iglesia del Carmen Alto, y consiste en repetir la celebración que se da una semana antes.

Alrededor de la Guelaguetza, la ciudad de Oaxaca aprovecha para mostrar su riqueza cultural y gastronómica con distintas ferias, conciertos, demostraciones y más.

El Centro Histórico es el punto de partida para visitar todas las atracciones durante el festejo, desde el tianguis gastronómico con del Estado, hasta la Feria del queso y el quesillo, la Feria del Mezcal 2024, la expoferia artesanal Guelaguetza o la expoferia artesanal de Alebrijes, entre otras.

Entre los conciertos destacan el de Grupo Cañaveral el 23 de julio, que es gratuito en la Alameda de León, y el de Lila Downs el 26 de julio en el Auditorio Guelaguetza.

Desde el año pasado el Gobierno de Oaxaca dio inicio al programa “Libros por Oaxaca”, una estrategia para cambiar libros de contenido infantil y juvenil, adquiridos en las librerías locales de La Proveedora y la Librería Grañén Porrúa, por boletos de conciertos como el de Lila Downs.

La palabra Guelaguetza proviene del vocablo, que significa ofrendar, compartir o regalar.

Originalmente, esta festividad era una ofrenda a la diosa del maíz, centéotl, para agradecer la cosecha y pedir prosperidad.

Se lleva a cabo en el Cerro del Fortín, aledaño a la ciudad de Oaxaca donde los pueblos amuzgos, chatinos, chinantecos, cuicatecos, chocholtecos, chontales, ikoots, ixcatecos, mazatecos, mixes, mixtecos, náhuatl, tacuates, triquis, zapotecos y el afromexicano dan una muestra de la cultura de las ocho regiones oaxaqueñas a través de la danza, la gastronomía y otras expresiones culturales.

Durante la época colonial, la Guelaguetza se entrelazó con las festividades en honor a la Virgen del Carmen.

La orden de las Carmelitas construyó un templo en el Cerro del Fortín, fusionando las celebraciones prehispánicas con las religiosas, siendo precursores de la festividad que se conoce hoy.

La Guelaguetza institucional, avalada por el estado, surgió hace casi 100 años.

En 1931 un terremoto devastó a la ciudad de Oaxaca, y para 1932, en busca de celebrar cuatro siglos de su reconocimiento como ciudad y de reactivar la economía local, hicieron un evento al que llamaron “homenaje racial”, donde invitaron a delegaciones de todo Oaxaca a exhibir sus trajes y bailes.

El evento se repitió en 1933 con la visita del entonces presidente Álvaro Delgado, el primer hombre con ese cargo en visitar Oaxaca en la época posrevolucionaria.

Con los años la fiesta se formalizó y profesionalizó, incluso a costa de las verdaderas tradiciones.

En el libro, Ricardo Pérez Montfort explica: “desde sus inicios, los lunes del cerro ajustaron las tradiciones y la supuesta autenticidad de las expresiones culturales regionales oaxaqueñas a las necesidades de los discursos oficiales, a las pretensiones de las élites económicas y a los imaginarios de las diversas comarcas del estado”.

Hoy la Guelaguetza es la fiesta más importante de Oaxaca y ya es tradición que todas las regiones y pueblos participen.

La Danza de la pluma, los jarabes mixtecos, los bailables de Yalalag y Betaza, la Flor de Piña del Papaloapan y más son bailes que no pueden faltar en los homenajes de los pueblos de la región.