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Chile - Contenido web acerca de The Acolyte
limitar el potencial del universo infinito de George Lucas.
En esta Alta República, Sol (Lee Jung-jae), un caballero Jedi que se dedica a entrenar a los jóvenes que muestran habilidades en la Fuerza, debe abandonar sus funciones de maestro para embarcarse en una misión.
Una Jedi con quien había trabajado ha sido asesinada y, según indican los testigos y pruebas, el crimen está relacionado con una antigua padawan suya, Osha (Amandla Stenberg), quien abandonó el entrenamiento antes de ser oficialmente una caballera Jedi.
Esto obliga a Sol a enfrentarse al pasado, a cuestionar hasta qué punto la orden se excedió en sus funciones y a redescubrir su afecto como mentor y casi paternal por su mejor discípula.
Headland introduce The Acolyte desde el thriller criminal: se presenta el primer asesinato para centrar el interés tanto en la autora del asesinato como en los detectives que deben apresarla.
El crimen, de hecho, es casi un macguffin para explorar el pasado de los implicados: unas cicatrices que no terminaron de curarse y que, en consecuencia, desembocaron en una oleada de asesinatos.
La orden Jedi, en este sentido, funciona como un cuerpo de policía cualquiera: como el vértice de la seguridad del sistema de la República Galáctica que domina la Fuerza, evita que los demás puedan emplearla, y en una sociedad donde la ciudadanía no puede rebatir las decisiones de la orden.
El visionado de la serie, sin embargo, es frustrante por la timidez con la que se presentan las ideas.
El guion se acoge al thriller criminal pero, para permitir que sea una producción para todos los públicos, la dirección se niega a inquietar al espectador.
Se educa al espectador en una especie de censura emocional: se impide al público joven experimentar incomodidad, tensión o cualquier sensación no-positiva, como si se fuera a romper.
Se introduce una idea antisistema al cuestionar el monopolio de la fuerza de la orden Jedi pero sin valentía para explorar los grises morales que, curiosamente, Tony Gilroy sí se atrevió a cubrir en Andor con la Resistencia.
Se sitúa la trama en la Alta República pero en ningún momento la cámara permite sentir que se muestra un terreno nunca explorado.
Y, por más que Lee Jung-jae y Amandla Stenberg actúan con solvencia, todos los personajes de la serie se intuyen intrascendentes: otra anécdota irrelevante más de un universo en retirada.
Es como si, teniendo ideas interesantes en su estado embrionario, se hubiera visto aplastada por la presión de lo que significa como marca.
Con una actitud creativa sumisa y servicial se puede hacer un entretenimiento (bastante inerte, hay que reconocer), pero no se puede impulsar un universo de ficción.